Mónaco, destino para emprendedores, y su legislación para abrir un negocio
Mónaco, destino para emprendedores, y su legislación para abrir un negocio

Es posible que, tras leer los distintos artículos de esta página web, esté pensando no sólo en visitar Mónaco sino también en emprender en el país. La legislación del Principado es bastante simple y deja bien claro que se intenta favorecer la actividad económica en todo momento.  Tanto es así que, en estos últimos tiempos, ha aumentado, sensiblemente, el número de negocios en un país que tiene un brillante futuro y que sigue siendo un centro de vital importancia en la economía europea.

Legislación para abrir un negocio en Mónaco

Lo primero que debe saber es que su propuesta de negocio será analizada concienzudamente para conocer si el mismo conviene, o no, al país. Para conseguir esta evaluación, y el posterior permiso, puede enviar la solicitud correspondiente a la dirección de expansión económica.

Su  negocio podrá ser unipersonal (G.I.E.) o bien una sociedad de diversos tipos. También podrá ejercer una actividad económica a través de una oficina que represente a su empresa. El tránsito de mercancías se rige por las normas de la comunidad económica europea ya que Mónaco sigue las leyes vigentes en Francia.

Pago de impuestos

Si el capital de su negocio no pertenece a otra empresa o sociedad ya instaurada en el principado podrá ahorrarse la mitad de los impuestos durante los dos primeros años de su actividad y seguir desgravándose interesantes cantidades durante el siguiente trienio. De pensar en un negocio que centre su actividad en la investigación científica podrá logra deducciones más cuantiosas.

¿Por qué debería invertir en Mónaco?

Las respuestas a esta pregunta son múltiples y variadas. La primera sería porque se trata de un enclave fundamental en la costa mediterránea que tiene un continuo tráfico de turistas e inversores.  El futuro del país apunta a que seguirá generando ingentes cantidades de dinero a pesar de que los residentes y nacionales no pagan impuestos tal y como hacemos en España. De hecho, sólo pagará si sus ingresos proceden, en más un veinticinco por ciento, de fuera de Mónaco.

Los impuestos se centran más en las bebidas alcohólicas y en los metales preciosos entre otros aspectos como las herencias.  El resto de impuestos son similares a los de Francia. Lo que parece evidente es que en un país en el que no conocen el paro, en el que el sueldo medio es más alto que en su vecina Francia y en el que no siempre es fácil encontrar una habitación para hospedarse sería bastante lógico abrir un negocio que se convertirá, con toda seguridad, en exitoso a poco que cuide su oferta.

El Gobierno controla cada negocio de manera cuidadosa para intentar conseguir que los inversores confíen en el país. No se trata de crucificar a nadie a impuestos sino de abrir un negocio que terminará atrayendo a clientes que a su vez se gastarán su dinero en otros negocios. Este círculo es el que buscan conseguir y es el que les ha permitido ubicarse entre las primeras, y más importantes, potencias económicas en el viejo continente a pesar de sus características políticas e históricas.

Y todo lo anterior se percibe, fácilmente, si entra en la web del gobierno del país. Jamás encontrará textos legales farragosos, cientos de enlaces y un vocabulario poco comprensible-como suele pasar en cierto país de cuyo nombre no quiero acordarme-sino todo lo contrario. La web es clara, se explican los pasos a dar de manera didáctica y resulta muy fácil comprender a la perfección que se nos requiere en cada momento para poder abrir un negocio en el Principado.

Recuerde, por lo tanto, que el país no es sólo un punto turístico más que interesante. En sus calles puede estar la oficina que está esperando que un emprendedor como usted decida abrir un negocio floreciente, emprender, ser distinto y conseguir generar beneficios prácticamente desde el primer año de apertura. Le recibirán con los brazos abiertos y no le pondrán las clásicas cortapisas para intentar que tire la toalla.

En Mónaco podría hacerse realidad ese sueño que siempre tuvo y que podría adoptar la forma de un negocio rentable, duradero y, sobre todo, respetado por el gobierno del país y por sus habitantes.